Nadie dijo nunca que las
relaciones humanas iban a ser un "felices por siempre", eso solo existe
en los cuentos de Disney, pero tampoco nadie advirtió jamás que aquellas
relaciones iban a estar llenas de tropiezos y sobre todo de semejante
tropezón llamado celos. Los celos son una de las plagas más efectivas en
exterminar relaciones, porque nadie los soporta, ni el que cela, ni el
que es celado.
Todo
sería más fácil si los seres humanos camináramos por la vida sin
necesidad de esa vaina llamada amor, todo sería paz y tranquilidad,
porque cada quien andaría por el mundo sin necesidad de dar
explicaciones, y sobre todo, sin la necesidad de andar buscando una
media naranja que tal vez no exista y jamás existirá. Recuerden que las
medias naranjas solo se buscan en caso de necesitar un acompañante para
el trago de Vodka.
El
problema de los seres humanos es que jamás aprendemos, eso de tener
como único objetivo en la vida encontrar el alma gemela no es la
solución, las almas gemelas no existen, uno llega a esta vida solo y se
va solo. La solución está en aprender a aceptarse y sobre todo, aprender
a soportarse uno mismo (que bien difícil sí es). De esta forma tal vez
en algún momento uno pueda estar listo para compartir la vida con algún
error, digo pareja e intentar tener algo serio, y por qué no, hasta
echarse la soga al cuello.
El
problema de la bendita individualidad de las personas es que nos enseña
a ser egoístas, y cuando uno comienza a compartir la vida con otro ser
humano no lo ve como eso, como un ser que respira, que es un ser vivo,
que piensa y que también tiene sentimientos. Es en ese momento cuando
comenzamos a ver a las personas como objetos, como pertenencias que no
pueden salir ni por un minuto de nuestras manos.
A
este egoísmo crónico de los seres humanos lo llamaremos "Celos". Los
celos son un concepto que ha llegado a la humanidad para acabar con la
tranquilidad, son un arma de doble filo que termina apuñalando tanto a
quien los padece como a quien es celado.
Y
es que uno nunca termina de aprender que eso de tener una pareja no
significa que tenga un título de propiedad sobre esa persona, porque
cada quien hace de su vida lo que mejor le parece. Aun estando en una
relación, cada quien es libre de hacer lo que le dé la bendita y
regalada gana. Obvio, hay que tener en cuenta que ante todo está el
respeto por su pareja y por la relación, pero eso no impide que la
voluntad de cada uno prevalezca sobre la voluntad del par.
A veces uno paga lo que hicieron otros
En
ocasiones pasa que uno comienza una relación con una persona y esta
persona comienza a hacerle pagar por los errores que cometió su ex. Uno
termina pagando por las inseguridades, los cachos, los agravios y todos
los malos recuerdos que dejó ese personaje en la vida de la persona que
ahora es su pareja.
No
es raro que en muchas ocasiones uno termine siendo víctima de
persecuciones interminables por parte de su pareja gracias a las heridas
que le dejó su ex, y uno termina siendo el pendejo que paga por lo que
otro error ya hizo. Pero ¿es justo que uno pague por los cachos que
montaron otros? Pues no, no es justo, ante todo debe prevalecer la idea
que es una relación nueva y nada tiene que ver con los tropiezos del
pasado.
Por ahí dicen: "El que busca encuentra"
Muchas
personas cuando se embarcan una relación, o como yo llamo, un Titanic
(porque uno sabe que tarde o temprano esa vaina se termina hundiendo),
comienzan a buscar pruebas de un delito que tal vez nunca se haya
cometido, buscan fantasmas donde no los hay, y tarde o temprano los
terminan encontrando. Pero en últimas eso es lo que encuentran,
fantasmas, fantasmas que solo están en la cabeza de quien los imagina.
No
nos digamos mentiras, uno comienza a buscar pruebas de algo que uno se
imagina, de personas, de relaciones, de mozos(as) que no existen. La
paranoia de creer que en cualquier momento se puede perder esa persona
nos lleva a pensar que realmente son una amenaza para la relación,
cuando la única amenaza que se tiene es esa mente retorcida que nos
lleva a pensar tanta pendejada.
Los celos en pequeñas dosis pueden ser sanos
No
está bien que uno sea el ser humano más celoso del mundo, ni más
faltaba, pero de ahí a no sentir ni un poco de celos de vez en cuando
hay mucho trecho. Los celos controlados siempre serán un buen aliciente
para esforzarse en mantener el interés de la pareja encendido. Pues ni
que uno fuera el más de malas para estar con el(la) más feo(a) del paseo
como para que nadie lo(a) voltee a mirar, no.
Uno
tiene que cuidar su territorio, tiene que vivir alerta de las posibles
amenazas, llámense como se llamen: mejores amigos, ex, compañeros de
trabajo, etc. Porque soldado prevenido no muere en guerra, pero hay que
saber hasta qué punto se llega para no permitir caer en las garras de la
inseguridad sin sentido.
No
tener un control sobre los celos es estar propenso a ser protagonista
de una película de terror, porque tarde o temprano terminan haciéndonos
víctimas de nuestro propio invento.
El que las hace se la imagina
Otra
vez, no nos digamos mentiras, el que las hace se las imagina. ¡Ay!
Sabiduría heredada de las abuelas que es aplicable en cualquier momento
de la historia. No es nada raro que alguien se imagine que su pareja
está haciendo "ochas y panochas" pero todo a raíz de que esa persona
también anda haciendo de las suyas.
El
pecado es cobarde, y mucho más cobarde cuando intenta señalar a otros
por el pecado propio. Son muchas personas las que se imaginan a su
pareja haciendo y deshaciendo porque ellos mismos lo hacen, de ahí que
señalar a otros por el pecado propio sea uno de los pasatiempos
favoritos de los seres humanos.
Moraleja Cangrejiana: No
se dañe la cabeza, al que le van a dar le guardan, si su pareja es para
usted entonces no pierda el tiempo buscando lo que no se le ha perdido,
más bien aproveche el momento que está viviendo y deje de pensar
pendejadas para acabar con lo bueno que tiene ahora.
Source: ELTIEMPO / Cangrejo Perez
Comments